En la localidad de Fall River (Massachusetts-USA), el baloncesto de instituto tiene mucha importancia dando un sentido de identidad a la población, es algo de lo que se sienten todos orgullosos.
Cuando Chris Herren (27-Septiembre-1975) llega al Instituto Durfee con catorce años para jugar de base, nunca antes se había visto a alguien con tanto talento. Es algo excepcional. Es el mejor jugador de instituto jamás surgido hasta entonces.
En su primer año, su equipo gana 44 partidos consecutivos y comienza a obtener títulos en su estado uno detrás de otro.
El peso de toda la ciudad cae sobre él y eso es demasiado para un chico tan joven.
A pesar del éxito y de los campeonatos conseguidos muy pocos jugadores de ese instituto han pasado al siguiente nivel. Para Chris, seguir adelante es hacerlo por su gente.
Tras cada partido, todos los chicos se van de juerga por la noche. Beben y fuman hierba. Todo se acepta mientras ganen los partidos.
Varias universidades se interesan en su fichaje, pero decide quedarse allí, en la Universidad de Boston. Dadas las expectativas, Sports Illustrated, la revista de deporte con más impacto en Estados Unidos, publica un artículo de dos páginas sobre Herren.
Sin embargo, las malas compañías hacen que prueba por primera vez la cocaína a sus dieciocho años, abriendo una puerta que no sería capaz de cerrar.
Cuando Chris Herren (27-Septiembre-1975) llega al Instituto Durfee con catorce años para jugar de base, nunca antes se había visto a alguien con tanto talento. Es algo excepcional. Es el mejor jugador de instituto jamás surgido hasta entonces.
En su primer año, su equipo gana 44 partidos consecutivos y comienza a obtener títulos en su estado uno detrás de otro.
El peso de toda la ciudad cae sobre él y eso es demasiado para un chico tan joven.
A pesar del éxito y de los campeonatos conseguidos muy pocos jugadores de ese instituto han pasado al siguiente nivel. Para Chris, seguir adelante es hacerlo por su gente.
Tras cada partido, todos los chicos se van de juerga por la noche. Beben y fuman hierba. Todo se acepta mientras ganen los partidos.
Varias universidades se interesan en su fichaje, pero decide quedarse allí, en la Universidad de Boston. Dadas las expectativas, Sports Illustrated, la revista de deporte con más impacto en Estados Unidos, publica un artículo de dos páginas sobre Herren.
Sin embargo, las malas compañías hacen que prueba por primera vez la cocaína a sus dieciocho años, abriendo una puerta que no sería capaz de cerrar.
El 25 de noviembre de 1994 juega su primer partido universitario. En una entrada a canasta cae y se rompe la muñeca. Este contratiempo le va a costar un tiempo sin jugar en el que sólo se dedica a divertirse.
Tres meses después de comenzar su carrera en Boston ya está en las portadas de todos los periódicos al haber dado dos veces positivo por cocaína, lo que le hace perder todo por lo que había luchado hasta entonces.
La Universidad de Fresno en California decide darle una segunda oportunidad.
El día 10 de diciembre de 1996 debuta precisamente en Massachusetts. Es su regreso a casa y tiene algo que demostrar. Parte del público le abuchea y le llama yonqui. Herren está sobrio y domina el partido de principio a fin anotando treinta puntos,
Su segundo año es el mejor de todos, algo increíble y se convierte en una estrella del baloncesto.
Algunos de sus antiguos amigos se mudan a Fresno y empiezan a salir de juerga con él.
En su tercera temporada, el rector universitario y el director deportivo le dicen que probablemente sea elegido en primera ronda del Draft de la NBA pero que debe reconducir su vida.
En ocasiones llega a un partido sin haber dormido ni comido y metiéndose una última raya de cocaína antes de entrar al pabellón lo que no le impide hacer grandes actuaciones, hasta que vuelve a dar un nuevo positivo en otro análisis, siendo enviado a un centro de desintoxicación durante veintiocho días en Salt Lake City, Utah.
En todas las canchas es insultado. Cuanto más se meten con él, mejor juega. Es imparable.
Tres meses después de comenzar su carrera en Boston ya está en las portadas de todos los periódicos al haber dado dos veces positivo por cocaína, lo que le hace perder todo por lo que había luchado hasta entonces.
La Universidad de Fresno en California decide darle una segunda oportunidad.
El día 10 de diciembre de 1996 debuta precisamente en Massachusetts. Es su regreso a casa y tiene algo que demostrar. Parte del público le abuchea y le llama yonqui. Herren está sobrio y domina el partido de principio a fin anotando treinta puntos,
Su segundo año es el mejor de todos, algo increíble y se convierte en una estrella del baloncesto.
Algunos de sus antiguos amigos se mudan a Fresno y empiezan a salir de juerga con él.
En su tercera temporada, el rector universitario y el director deportivo le dicen que probablemente sea elegido en primera ronda del Draft de la NBA pero que debe reconducir su vida.
En ocasiones llega a un partido sin haber dormido ni comido y metiéndose una última raya de cocaína antes de entrar al pabellón lo que no le impide hacer grandes actuaciones, hasta que vuelve a dar un nuevo positivo en otro análisis, siendo enviado a un centro de desintoxicación durante veintiocho días en Salt Lake City, Utah.
En todas las canchas es insultado. Cuanto más se meten con él, mejor juega. Es imparable.
En 1998 es incluido en el mejor quinteto de la Western Athletic Conference y en la temporada siguiente se convierte en el mejor pasador de la conferencia.
Ese mismo año, se casa con su novia de toda la vida y tienen un hijo.
El 30 de junio de 1999 tiene lugar el Draft de la NBA.
Ese mismo año, se casa con su novia de toda la vida y tienen un hijo.
El 30 de junio de 1999 tiene lugar el Draft de la NBA.
Puede ser elegido en los primeros puestos pero el tema de las drogas le afecta y los Denver Nuggets le eligen en el puesto treinta y tres.
En noviembre juega su primer partido en la NBA. Es vigilado en todo momento y consigue ser el año más sano de toda su carrera.
En noviembre juega su primer partido en la NBA. Es vigilado en todo momento y consigue ser el año más sano de toda su carrera.
Un año más tarde, es traspasado a los Boston Celtics. Chris regresa a casa.
Es lo peor que le puede ocurrir. Vuelve a juntarse con viejos amigos y comienza a tomar un calmante para el dolor llamado oxicodona que le crea una gran adicción.
La droga no mejora su rendimiento, es de mantenimiento, para encontrarse bien. No puede saltar a la cancha sin estar puesto. Ya sólo piensa en dónde adquirirla.
En su segundo partido con los Celtics, en pleno calentamiento, sale del pabellón a reunirse con su camello en plena calle bajo la lluvia y retorna cuando están anunciando su nombre.
En su segundo partido con los Celtics, en pleno calentamiento, sale del pabellón a reunirse con su camello en plena calle bajo la lluvia y retorna cuando están anunciando su nombre.
Herren sale de titular, juega de maravilla y ganan el partido. Su imagen es portada del Boston Herald y Boston Globe.
Posteriormente tiene una lesión de rodilla y los Celtics le dejan marchar.
Llega a Bolonia (Italia) con su esposa y dos hijos. Gana mucho dinero pero sigue con la adicción. Allí no consigue oxicodona y comienza a probar la heroína.
Luego juega en China, Turquía, Polonia e Irán. En todos los países encuentra alcohol y heroína.
Se gasta la mitad de sus ingresos en drogas.
De regreso a Estados Unidos, tiene una sobredosis y estrella su coche contra una tienda. Es el comienzo de su auténtica caída.
En Fresno empieza a meterse de todo, heroína, cocaína, metanfetamina, estando varios meses sin ver a su mujer y sus hijos.
Un día, su mujer le llama para darle una sorpresa. Le dice que llegará al aeropuerto de Oakland a las nueve de la noche. Herren es detenido por la policía, llevado a un hospital y luego a comisaría. Cuando le ponen en libertad, se queda dormido en la calle. Al despertar sigue bebiendo mientras su mujer espera con las maletas en una acera del aeropuerto.
Se gasta en drogas hasta el último centavo que había ganado con el baloncesto, empeña las joyas, los electrodomésticos, los juguetes de los niños. Su mujer le quita las llaves de su casa. Les cortan la luz y la calefacción. Se convierte en un vagabundo.
El 4 de junio de 2008 es encontrado sobre el volante de un coche después de chocar contra un poste tras haberse inyectado heroína. Es reanimado en una ambulancia habiendo permanecido treinta segundos muerto. Al llegar a urgencias del hospital de Fall River, donde es muy conocido, todos le miran con asco, como a un yonqui más y le echan de allí.
Harto de hacer sufrir a su mujer y a sus hijos piensa en suicidarse.
Una amiga de su madre decide ayudarle y le lleva a un centro de desintoxicación.
Después de cuarenta y cinco días le dejan salir para que pueda ver el nacimiento de su tercer hijo. Tras ver el alumbramiento, se va a una tienda de licores para emborracharse. Vuelve al hospital, su mujer le echa de la habitación y está decidida a abandonarle.
En su regreso al centro es castigado a fregar platos dieciséis horas diarias durante veinte días.
Cuando lleva ocho meses sobrio, un amigo le propone enseñar baloncesto. Allí da a sus chicos el cariño que a él nunca le dieron y encuentra la paz que nunca tuvo jugando.
En su segundo partido dirigiendo al equipo del Instituto Durfee recibe un homenaje como su máximo encestador de todos los tiempos con 2.073 puntos.
Chris ha recuperado a su familia y va consiguiendo fichas por cada año que lleva sobrio, son el mejor trofeo que haya ganado en su vida y se lo enseña con orgullo a sus hijos.
Ahora recorre el país dando charlas motivacionales contando su vida con detalle y ha creado una fundación para prevenir a otras personas sobre el peligro de las drogas.
Pero sabe que el riesgo siempre está ahí. Tiene que seguir venciendo día tras día. Se trata de continuar superando las próximas veinticuatro horas.
Posteriormente tiene una lesión de rodilla y los Celtics le dejan marchar.
Llega a Bolonia (Italia) con su esposa y dos hijos. Gana mucho dinero pero sigue con la adicción. Allí no consigue oxicodona y comienza a probar la heroína.
Luego juega en China, Turquía, Polonia e Irán. En todos los países encuentra alcohol y heroína.
Se gasta la mitad de sus ingresos en drogas.
De regreso a Estados Unidos, tiene una sobredosis y estrella su coche contra una tienda. Es el comienzo de su auténtica caída.
En Fresno empieza a meterse de todo, heroína, cocaína, metanfetamina, estando varios meses sin ver a su mujer y sus hijos.
Un día, su mujer le llama para darle una sorpresa. Le dice que llegará al aeropuerto de Oakland a las nueve de la noche. Herren es detenido por la policía, llevado a un hospital y luego a comisaría. Cuando le ponen en libertad, se queda dormido en la calle. Al despertar sigue bebiendo mientras su mujer espera con las maletas en una acera del aeropuerto.
Se gasta en drogas hasta el último centavo que había ganado con el baloncesto, empeña las joyas, los electrodomésticos, los juguetes de los niños. Su mujer le quita las llaves de su casa. Les cortan la luz y la calefacción. Se convierte en un vagabundo.
El 4 de junio de 2008 es encontrado sobre el volante de un coche después de chocar contra un poste tras haberse inyectado heroína. Es reanimado en una ambulancia habiendo permanecido treinta segundos muerto. Al llegar a urgencias del hospital de Fall River, donde es muy conocido, todos le miran con asco, como a un yonqui más y le echan de allí.
Harto de hacer sufrir a su mujer y a sus hijos piensa en suicidarse.
Una amiga de su madre decide ayudarle y le lleva a un centro de desintoxicación.
Después de cuarenta y cinco días le dejan salir para que pueda ver el nacimiento de su tercer hijo. Tras ver el alumbramiento, se va a una tienda de licores para emborracharse. Vuelve al hospital, su mujer le echa de la habitación y está decidida a abandonarle.
En su regreso al centro es castigado a fregar platos dieciséis horas diarias durante veinte días.
Cuando lleva ocho meses sobrio, un amigo le propone enseñar baloncesto. Allí da a sus chicos el cariño que a él nunca le dieron y encuentra la paz que nunca tuvo jugando.
En su segundo partido dirigiendo al equipo del Instituto Durfee recibe un homenaje como su máximo encestador de todos los tiempos con 2.073 puntos.
Chris ha recuperado a su familia y va consiguiendo fichas por cada año que lleva sobrio, son el mejor trofeo que haya ganado en su vida y se lo enseña con orgullo a sus hijos.
Ahora recorre el país dando charlas motivacionales contando su vida con detalle y ha creado una fundación para prevenir a otras personas sobre el peligro de las drogas.
Pero sabe que el riesgo siempre está ahí. Tiene que seguir venciendo día tras día. Se trata de continuar superando las próximas veinticuatro horas.