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viernes, 4 de febrero de 2022

* Elizabeth Swaney, burla en los JJ.OO.

Elizabeth Swaney nace el 30 de julio de 1984 en Berkeley, California (USA).
A los siete años promete a sus padres que va a ser olímpica y empieza a luchar por ello. 
Comienza a practicar todo tipo de deportes. Prueba con el patinaje, el remo, el bobsleigh e incluso el skeleton, pero no logra destacar en ninguna disciplina hasta que en el año 2010 descubre el esquí.
Se centra en la modalidad de halpipe, en la que los participantes se deslizan por una pendiente en forma de U y aprovechan la velocidad para ir en zigzag de pared a pared realizando saltos y figuras en el aire.
Entrena durante seis años en Utah, pero tal y como le había pasado en otros deportes no consigue destacar por encima de sus rivales, lo que le cierra las puertas de su sueño olímpico.
Entonces, idea una estrategia para participar en los JJ.OO de invierno de 2018 en Pyeongchang (Corea del Sur).
Aprovechando la nacionalidad de sus abuelos maternos, se inscribe en la federación de Hungría.
Cada país puede enviar un máximo de cuatro esquiadores y en el equipo magiar queda una plaza vacante.
Sin embargo, esto no es suficiente. 
Necesita conseguir los puntos necesarios en pruebas de la Copa del Mundo para poder asistir a los Juegos.
Para lograrlo, se inscribe en todas las competiciones en las que hay menos de treinta participantes.
Dado que hasta el puesto trigésimo se recibe puntuación, así se asegura el ir sumando poco a poco sin que le sea necesario obtener una buena clasificación.
En cada competición su principal preocupación es mantener el equilibrio, no caerse y llegar a la meta, sin intentar ningún tipo de piruetas.
Su mejor resultado es una decimotercera posición en el Secret Garden de China en donde sólo intervienen quince esquiadoras.
Finalmente consigue la puntuación suficiente y cumple su deseo de ser olímpica.
Lo que no había podido alcanzar por su calidad como deportista, lo logra por su perseverancia.
En los pasados Juegos de Invierno se convierte en el centro de todos los comentarios por la hilaridad de su ejercicio en el que solamente intenta, a duras penas, cruzar la línea de llegada mientras sus contrincantes vuelan y realizan acrobacias espectaculares para obtener mayor puntuación.
Concluye en última posición, incluso por detrás de la representante de Dinamarca que se había caído en las dos series de calificación. Elizabeth se siente decepcionada por no clasificarse para la final.
Los críticos valoran su actuación como una burla mientras que otros respetan su determinación.
Tras este hecho, el Comité Olímpico de Hungría evalúa los requisitos necesarios en el proceso de selección de sus atletas para evitar situaciones similares.