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sábado, 25 de septiembre de 2021

* Ryder Cup 2012: Seve, así en la tierra como en el cielo


La Ryder Cup de golf es la competición deportiva más seguida en el mundo tras los JJ.OO. y los Mundiales de Fútbol.
El equipo europeo la había conquistado en Gales en el año 2010 y debe defender el Trofeo en Medinah (Chicago) entre los días 28-30 de septiembre de 2012, siendo el español José María Olazábal el nuevo capitán.
Durante la ceremonia de presentación se rinde sentido homenaje a la memoria de Severiano Ballesteros, fallecido en mayo de 2011, que por vez primera no va a poder estar ayudando a sus compañeros sobre el campo.
En las dos primeras jornadas de este duelo entre Europa y Estados Unidos se disputan los partidos por parejas, el punto fuerte de los europeos.
La sesión inicial en la mañana del viernes finaliza con el resultado de empate a dos. 
Por la tarde, Europa se tambalea, los norteamericanos se adelantan por 5-2 antes de que el último partido del día caiga de su lado y acorten distancias.
El sábado por la mañana, antes del comienzo de los encuentros, el recuerdo de Severiano surca los cielos.
Sobre el Medinah Country Club una avioneta escribe en letras de vapor blanco "Hazlo por Seve", ante la fascinación de público y jugadores.
Los pesos pesados del viejo continente no responden conforme se espera y los norteamericanos se lanzan a la carga, les pasan por encima y terminan la jornada matinal ganando por 8-4.
La pesadumbre comienza a apoderarse de los europeos. El capitán intenta buscar soluciones, nuevas estrategias que cambien el rumbo de los partidos. Cada punto constituye ya una urgencia. 
Por la tarde queda una oportunidad de frenar la caída libre antes de los partidos individuales del domingo. Pero la sesión no comienza bien y pierden los dos primeros encuentros, 10-4.
Una diferencia que se antoja insalvable.
El inglés Ian Poulter se agiganta y da alguna esperanza a Europa finalizando el día 10-6.
Su actuación revoluciona y transforma el ánimo del vestuario y algo comienza a cambiar en el ambiente de cara a la ronda final. Poulter tiene todo lo que Ballesteros transmitía.
Pero la historia no está de su lado. En los 86 años de vida de esta contienda nunca un equipo visitante ha superado 4 puntos de desventaja en los doce encuentros individuales del último día.
Estados Unidos tiene todo a su favor para recuperar la Ryder.
La estrategia de Olazábal está clara, sacar a sus mejores jugadores al principio para intentar ganar los primeros partidos y poner nervioso al contrario. Todos confían ciegamente en su capitán.
El domingo los europeos se visten con los colores preferidos de Seve, polo blanco, pantalón azul y la silueta del jugador cántabro bordada en la manga izquierda y en las bolsas de palos. Hay motivación y esperanza.
En el cielo, otra avioneta vuelve a trazar una inscripción: "El espíritu de Seve".
Esto reactiva y estimula aún más a los jugadores.
En los primeros enfrentamientos se desmelenan, todo sale perfecto, los putts empiezan a entrar desde cualquier sitio de forma inexplicable y Europa consigue equilibrar la balanza ganando los 4 primeros partidos. Se pasa de tener esperanza a creer en la victoria.
Los norteamericanos vuelven a adelantarse, 11-10. Europa contraataca, empate a once. Estados Unidos no cede, 12-11.
Si Europa quiere retener la Copa debe ganar, al menos, 3 de los 5 partidos que todavía quedan en juego pues el empate final da el triunfo al poseedor del Trofeo.
Europa iguala a doce.
Sergio García va perdiendo su encuentro en el hoyo 16, pero realiza una grandiosa remontada en los dos últimos para poner en ventaja a Europa 12-13.
Estados Unidos nivela el tanteo, 13-13.
La emoción llega a su límite.
Quedan 2 partidos. Europa necesita ganar un punto para retener la Copa y un punto y medio para ganarla.
Si el alemán Martin Kaymer no gana su partido, todo el peso caería sobre el italiano Molinari que en el hoyo 17 está en desventaja con Tiger Woods.
Olazábal se acerca a Kaymer que va un hoyo arriba en el 18: "Martin, necesitamos tu punto".
El norteamericano Steve Stricker, salva el par. Toda la presión es para el germano, debe embocar para empatar el hoyo, ganar su partido y retener la Ryder.
La tensión es máxima, la angustia resulta insoportable. 
Kaymer se concentra para realizar su putt. Olazábal cierra los ojos. 
Son unos segundos eternos. El teutón se abstrae. Golpea suave, la bola rueda sobre el green y emboca.
El capitán lo escucha. Abre los ojos y mira hacia el cielo antes de abrazarse con el resto del equipo. Se desborda una incontenible e intensa emoción. Se mezclan una delirante alegría y el llanto desconsolado.
Algunos jugadores agitan con rabia el bordado de Seve que llevan en su manga izquierda y después señalan hacia arriba.
Europa ya ha asegurado la Copa pero Olazábal quiere ganar. Los norteamericanos se encuentran en estado de shock y Tiger Woods falla en el green del 18 empatando su partido.
Europa vence por 14 puntos y medio a 13 y medio, algo inimaginable, inconcebible mediada la prueba, logrando una de las mayores gestas en la historia de cualquier deporte.
En la ceremonia de entrega del Trofeo, durante el discurso de un emocionado Chema Olazábal dedicando el triunfo a su viejo amigo y compañero, sus doce jugadores le interrumpen con gritos de "Seve, Seve".
Ballesteros vivió siempre de una manera muy especial esta competición. Su figura tiene un enorme peso para los golfistas europeos nacidos en los últimos 50 años. Su alma estuvo presente por todo el campo guiando los golpes de sus compañeros para conseguir esta proeza. Jugaron por él y le hicieron partícipe del triunfo.