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jueves, 15 de febrero de 2024

* La fuerza de Susann

Matthias Steiner nace en Viena (Austria) el 25 de agosto de 1982.
Entre 1998 y 2005 se proclama cuatro veces campeón nacional de halterofilia en la categoría de -105 kg, ocupando la séptima posición en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
Tras diferentes discrepancias con su entrenador y su federación, unidos a su boda con una ciudadana alemana, traslada su residencia en 2005 a la ciudad de Chemnitz (Alemania), solicitando la nacionalidad germana.
Los trámites se alargan y no se le permite participar en ninguna competición internacional durante casi tres años.
En el verano de 2007 su esposa sufre un grave accidente de automóvil, cuando Matthias llega al hospital se le comunica que Susann ha fallecido.
Sumido en una profunda depresión, abandona la competición. Su entrenador le insiste en volver a los entrenamientos para intentar ganar un oro olímpico por su mujer.
La halterofilia se convierte entonces en su obsesión tras esa pérdida irreparable, rebosante de rabia somete su cuerpo a un intenso trabajo. Las duras sesiones le ayudan a sobrellevar el vacío en el que ha quedado su vida personal.
A principios de 2008 recibe la licencia alemana y el 23 de enero se impone en el Torneo Preolímpico.
En el mes de abril consigue la medalla de plata en los Campeonatos de Europa celebrados en Lignano (Italia), venciendo en la modalidad de arrancada y siendo tercero en la de dos tiempos.
En la gran cita de los JJ.OO. de Pekín los grandes favoritos son el letón Viktors Scerbatihs y el ruso Yevgueni Chiguishev. A priori, su máxima aspiración puede ser la medalla de bronce.
Tras finalizar la prueba de arrancada se encuentra en esa tercera posición.
En la modalidad de dos tiempos no puede levantar 246 kg en sus dos primeros intentos y decide reservar su última tentativa a la espera de lo que levante el ruso que marcha en cabeza.
Chiguishev no quiere arriesgar en exceso. Pide 250 kg que alza a la primera. Está convencido que con la ventaja que trae de la arrancada le serán suficientes para alcanzar el oro.
Acto seguido le toca el turno al letón, que falla en su último intento por superarle.
Chiguishev se abraza con sus técnicos en el vestuario, el oro parece suyo. Sólo le queda un intento a Steiner que pretende levantar 258 kg, doce por encima de su mejor marca personal, lo que parece un peso excesivo, más aún teniendo en cuenta que ya ha fracasado dos veces en 246 kg.
Matthias sale a la plataforma, se agacha para agarrar la barra y cierra los ojos. Se acuerda de Susann que debía estar allí presente con él en Pekín y con la que había planeado unas vacaciones en China tras los Juegos.
Busca la concentración para sacar la máxima energía posible de cada músculo de su cuerpo. Resopla. Eleva aquella masa hasta sus hombros. Se detiene. Extiende sus brazos por encima de la cabeza. Sus pies se mueven, tambaleándose, intentando mantener el equilibrio soportando aquella mole. Son unos segundos eternos hasta poder recibir el visto bueno de los jueces. En un agónico y supremo esfuerzo finalmente resiste.
Suelta la carga gritando, se echa sobre las pesas palmeando el suelo. Salta enloquecido abrazando a su entrenador. Ha ganado el oro olímpico.
En la ceremonia de entrega de galardones sonríe con lágrimas en los ojos. Subido a lo más alto del podio muestra la medalla en su mano derecha y la fotografía de una mujer en la izquierda. 
Chiguishev le pregunta extrañado de quién se trata.
Tras escuchar la historia queda impresionado, dibujándose en su rostro un gesto de admiración y lamento.
Susann le dio la fuerza y la motivación necesarias para conseguir la gloria deportiva y Matthias Steiner consumó la gesta, protagonizando una de las escenas más emotivas de la historia olímpica.
Ese mismo año es condecorado con el premio deportivo más importante de Alemania, la Silbernes Lorbeerblat, nombrado mejor deportista alemán y halterófilo del año por la Federación Internacional.
En 2022 es incluido en el Salón de la Fama del deporte Alemán.