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domingo, 25 de septiembre de 2022

* El Partizán de "Fuenlabrada": Refugiados para hacer historia

En el verano de 1991, Yugoslavia se sumerge en la guerra más sangrienta en territorio europeo desde la Segunda Guerra Mundial. En ese ambiente de sufrimiento, angustia e intranquilidad, un equipo de baloncesto, el Partizán de Belgrado, se dispone a disputar la Copa de Europa.
A sus jugadores les resulta muy difícil abstraerse del conflicto bélico, con algunos de sus familiares y amigos en paradero desconocido o enredados en el combate.
Está dirigido por un entrenador novel, su ex-jugador Zeljko Obradovic.
Todos los jugadores de la plantilla son serbios salvo uno, Ivo Nakic, que sufre una gran presión para que abandone el equipo, pero decide quedarse en el Partizán. Para los croatas, territorio enemigo.
Por razones de seguridad, la FIBA les prohibe jugar sus partidos como local en Belgrado. Este impedimento les obliga a buscar un nuevo cobijo lejos de su pabellón, el majestuoso Hala Pionir.
La localidad madrileña de Fuenlabrada les ofrece la posibilidad de jugar en su recién estrenado recinto Fernando Martín. El público les acoge como si fueran suyos, identificándose y volcándose con ellos, ayudándoles a superar todas las calamidades para que no sientan nostalgia de su terreno de juego.
Allí disputan siete partidos de los que ganan seis, incluido el que vencen al Joventut de Badalona y en el que los jugadores se muestran sorprendidos por el apoyo total de la grada pese a jugar contra un equipo español.
Se clasifican en cuarta posición de su grupo, lo que les da el acceso a los cuartos de final.
Allí deben enfrentarse, al mejor de tres partidos y con el factor cancha en contra, al campeón del grupo A, el Knorr de Bolonia.
Coincidiendo con un alto el fuego, la FIBA les permite disputar el encuentro como locales de esta eliminatoria en Belgrado, jugar este único partido, volver a casa, recuperar el clamor de su gente.
A este partido son invitados un grupo de aficionados de Fuenlabrada a los que el público recibe puesto en pie, con una ovación de casi cinco minutos como muestra de agradecimiento por todo lo que han hecho por su equipo.
El Partizán gana esta serie en el tercer enfrentamiento disputado en Italia por 65-69, clasificándose para la Final Four de Estambul.
En la capital turca vencen en semifinales al Phillips de Milán por 82-75, alcanzando un sueño imposible, jugar la final de la Copa de Europa. Con todas las fatalidades que le han perseguido va a disputar el partido más importante de su historia. 
El 16 de abril de 1992 tiene lugar la pugna por el cetro continental. Su rival es el Joventut de Badalona dirigido por Lolo Sainz.
La igualdad es la nota predominante durante todo el choque. 
A falta de 10 segundos para el final el resultado es de empate a 68 puntos. En ese momento, Tomás Jofresa penetra en la zona y anota adelantando al Joventut 70-68.
Los jugadores balcánicos no se resignan, tienen una última posesión para defender a su país jugando al baloncesto, devolverle algo de ilusión ante tanto desastre.
Por eso, cuando Sasha Djordjevic recibe el balón bajo su propia canasta tras el saque de fondo, emprende un recorrido por la pista con una única obsesión: un lanzamiento de tres puntos.
Los segundos se van agotando a la misma velocidad que corre por el parquet botando el cuero.
De pronto, frena, se eleva haciendo un escorzo ante dos defensores y casi sin tiempo para armar el brazo realiza un lanzamiento forzado a canasta. Un triple perfecto, 70-71.
Un tiro que vale una Copa de Europa. La única que posee el Partizán.
La primera de las nueve que ha conseguido hasta la fecha su técnico Zeljko Obradovic con cinco equipos diferentes. Pero sin duda la más importante y emotiva.
La cancha de juego fue la liberación a tanto sufrimiento y tantas vicisitudes. 
Un triunfo forjado en el exilio.
Un triunfo sobre la adversidad.

El pasado 9 de septiembre de 2022, para conmemorar el 30º aniversario del título europeo del Partizán de "Fuenlabrada", el equipo de Belgrado que dirige de nuevo Zeljko Obradovic vuelve a la ciudad madrileña para jugar contra el equipo local de la liga ACB. Un reencuentro cargado de afectividad y agradecimiento mutuo en homenaje a aquella gesta.
Dentro de una serie de actos, el alcalde de la localidad recibe a una representación del equipo serbio entre la que se encontraban su técnico y varios jugadores, para comunicarles la decisión del Ayuntamiento en la que se aprueba que el Pabellón de El Arroyo pase a denominarse Arroyo-Partizán, a petición del Club Baloncesto Fuenlabrada y de las peñas de la ciudad.