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miércoles, 6 de abril de 2022

* La regla que llevó el partido al esperpento

La Caribbean Cup es un torneo organizado por la Unión Caribeña de Fútbol, que en 1994 reúne a veintiuna selecciones nacionales.
El torneo sirve de clasificación para la Copa de Oro de la CONCACAF, la máxima competición de la confederación.
En uno de los grupos de la fase de previa se enfrentan los equipos de Puerto Rico, Barbados y Granada.
Puerto Rico pierde con Granada por 2-0 y gana a Barbados 1-0.
El partido entre Barbados y Granada va a decidir quién pasa a la siguiente ronda.
Tras los resultados previos, Granada se clasifica incluso perdiendo por un gol. Por el contrario, Barbados no sólo necesita vencer sino además hacerlo por, al menos, dos goles de diferencia.
El 27 de enero de 1994 en el Estadio Nacional de Saint Michael de Barbados se disputa el encuentro.
En el minuto ochenta, Barbados anota el dos a cero, resultado que le sirve para ser líder del grupo.
A siete minutos del final, Granada acorta distancias marcando el gol que le clasifica y se prepara para defender a ultranza el dos a uno.
El reloj avanza. 
El público se desespera ante su inminente eliminación si no es capaz de hacer un tercer tanto.
Entonces, el entrenador de Barbados toma una decisión que sorprende a todo el mundo.
Su equipo deja de atacar, dejando correr el tiempo.
El portero Horacio Stoute y el defensor Sealy comienzan a pasarse el balón cerca de su propia portería.
A falta de tres minutos se anotan un autogol, que supone el empate, ante la sorpresa general.
El reglamento de la competición establece que todos los partidos deben terminar con un ganador, no valen los empates. En caso de empate se debe jugar una prórroga con gol de oro. El gol de oro tendrá un valor doble.
De este modo, Barbados puede disponer de treinta minutos más para anotar un gol que le ponga en la siguiente fase.
Granada se percata de la estrategia y hace sus cuentas. 
Un gol en cualquiera de las dos porterías, durante el tiempo reglamentario, le da el pase a la siguiente ronda. Algo insólito.
A partir de ese momento se presencian los momentos más rocambolescos de la historia del fútbol.
El público contempla asombrado cómo el equipo de Barbados se divide en dos, defendiendo las dos áreas. Protegiendo, tanto su propia meta, como la del rival.
Los jugadores de Granada se encuentran desconcertados, tan pronto corren y atacan hacia una portería como hacia la contraria.
El árbitro observa atónito los instantes finales. A pesar de ello, añade tres minutos de prolongación.
El partido termina finalmente con empate a dos y se llega a la prórroga.
Ya en tiempo extra, el delantero de Barbados Trevor Thorne marca el gol de oro con valor doble para ganar por 4-2 y ser campeones de grupo, consiguiendo el billete para la fase final que se va  a disputar en Trinidad y Tobago.
La maniobra ha dado resultado.
Los aficionados locales saltan al terreno de juego pletóricos de alegría para festejar con sus jugadores el triunfo cuando todo parecía perdido.
Los jugadores de Granada quedan totalmente abatidos.
Su entrenador, James Clarkson, comenta en rueda de prensa que se sienten engañados, criticando duramente estas normas para un partido oficial.
La Unión Caribeña de Fútbol, desde esta edición decidió suprimir esa regla en los partidos de la Caribbean Cup para evitar que pudiera volver a repetirse una circunstancia tan sumamente extravagante.