Cuando Béla Guttmann es cesado como entrenador del Benfica en 1962, tras consumar su segunda Copa de Europa consecutiva con el equipo lisboeta, pronuncia la siguiente sentencia: "Sin mí, el Benfica no volverá a ganar un título europeo en los próximos cien años".
Desde aquel día, el conjunto portugués ha disputado once finales continentales habiendo caído derrotado en todas ellas.
Béla Guttmann (Budapest, Hungría 1899-Viena, Austria 1981) es considerado como uno de los principales estrategas del fútbol del siglo XX pioneros en la formación 4-2-4.
Su primer éxito de relevancia se produce en la temporada 1938-39 cuando conduce al Újpest Dózsa a ganar la liga húngara y la Copa de Europa Central.
Durante el genocidio de los judíos húngaros en la II Guerra Mundial, es enviado a un campo de trabajos forzados del que logra escapar justo antes de ser enviado a Auschwitz, donde son asesinados su padre y su hermana.
Una vez finalizada la contienda entrena a diversos equipos en diferentes países europeos, entre ellos al A.C. Milán en 1953, del que es despedido cuando lidera la Serie A tras diecinueve jornadas.
Guttmann da el salto al fútbol sudamericano para dirigir al Sao Paulo, con el que gana el Campeonato Estatal de 1957.
En Brasil populariza el sistema 4-2-4 que es utilizado posteriormente por "La Canarihna" para imponerse en el Mundial de Suecia de 1958.
Ese mismo año llega a Portugal para hacerse cargo del Oporto, con el que gana la liga portuguesa 1958-59.
En la temporada siguiente pasa al Benfica, en el que hace una renovación completa de la plantilla con jóvenes jugadores que le van a llevar a obtener el título de liga de 1960.
Una año más tarde consigue un doblete histórico. Repite el título de liga y rompe la hegemonía del R.Madrid en la Copa de Europa. Los blancos, que se habían proclamado campeones en las cinco ediciones anteriores, son eliminados por el F.C. Barcelona, que cae en la final ante el Benfica por 3-2.
Doce meses después, el 2 de mayo de 1962, vuelve a disputar la final de la Copa de Europa.
En esta ocasión su rival es el R.Madrid, que se adelanta por 2-0 y 3-2, pero el equipo luso consigue dar la vuelta al marcador para vencer por 5-3, retener el título e infringir al equipo merengue su primera derrota en una final continental.
Estos incuestionables éxitos le llevan a pedir un aumento de sueldo que el club le deniega, lo que provoca un enfrentamiento entre ambos y acarrea su fulminante destitución.
El día que se despide de la afición, lo hace formulando la famosa profecía, que en un principio es tomada por todos de forma anecdótica.
Sus caminos se separan y se pone al frente del Peñarol de Montevideo, con el que disputa la final de la Copa Libertadores frente al Santos de Pelé.
Guttmann es, a día de hoy, el único técnico que ha disputado en un mismo año las finales de Copa de Europa y Copa Libertadores.
Mientras tanto, el Benfica disputa por tercera vez consecutiva la final de la Copa de Europa intentando defender el título conquistado los dos años anteriores. Sin embargo no puede reeditarlo, al caer ante el A.C. Milan por 2-1.
Es el comienzo de la advertencia que vaticinó Guttmann.
Dos años más tarde es el Inter de Milán quien le derrota 1-0 en el partido por el campeonato.
En 1968 el Manchester United es el encargado de privarle de un nuevo título continental al vencerle en la final por 4-1.
Pasan quince años hasta que vuelve a una final europea. En la Copa de la UEFA de 1983 se enfrenta al Anderlecht, que le derrota a doble partido por 2-1.
La maldición de Guttmann continúa tomando cuerpo y calando entre aficionados y seguidores cuando pierde la final de la Copa de Europa de 1988 en la tanda de penaltis contra el PSV Eindhoven.
Una nueva oportunidad de romper el maleficio surge en 1990, al afrontar la final de la Copa de Europa contra el A.C.Milan en Viena, ciudad en la que falleció y está enterrado Guttmann.
Antes del partido, algunos exjugadores del equipo portugués visitan y rezan ante su tumba implorando el cese de la maldición. El resultado, 1-0 para el conjunto italiano.
No es hasta 2013 cuando retorna a otra final continental. En esta ocasión es en la Copa de la UEFA frente al conjunto inglés del Chelsea, que será quien se lleve el trofeo al vencer por 2-1.
Al año siguiente repite final contra el Sevilla, que se alza con el título en la tanda de penaltis.
La maldición no sólo ha afectado al primer equipo, sino que se ha expandido también a las categorías inferiores.
En la primera edición de la Young League (Copa de Europa sub-19) celebrada en 2014 se enfrentan en la final Benfica y F.C.Barcelona con triunfo de los catalanes por 3-0.
El Salzburgo le impide la victoria en la final de 2017 por 2-1 y el pasado año es el R.Madrid dirigido por Raúl González quien le vence en la final de 2020 por 3-2.
El Benfica es ya el equipo que más finales ha perdido en esta competición, con tres derrotas en siete temporadas disputadas.
Han transcurrido ya 59 años desde que Béla Guttmann pronunciase su sentencia maldiciendo al equipo lisboeta, sin que hasta la fecha haya podido liberarse del maleficio. En caso de seguirse cumpliendo, aún le restarán 41 años hasta poder saborear las mieles de un nuevo título europeo.