F

lunes, 29 de septiembre de 2014

* Puñalada en la pista central


El 17 de agosto de 1987 la tenista alemana Steffi Graf se coloca en el primer puesto del ranking mundial dos meses después de obtener su primer título de Grand Slam con su victoria en Roland Garros.
Al año siguiente su supremacía en el circuito femenino es absoluta.
Consigue la victoria en los cuatro grandes torneos: Open de Australia, Roland Garros, Wimbledon y US. Open,  además del oro olímpico en los Juegos de Seúl.
Ningún jugador o jugadora en los anales de este deporte ha sido capaz de alcanzar tales logros en una sola temporada.
En 1989, está a punto de repetir su gesta, ganando tres de ellos y siendo finalista en Roland Garros.
Es la incuestionable número uno.
Su reinado comienza a verse amenazado por la jugadora de origen yugoslavo Monica Seles, que derrota a la germana en la final de París en 1990.
Seles gana el Open de Australia en enero de 1991 y el 11 de marzo destrona a Steffi de lo más alto de la clasificación mundial, para convertirse posteriormente en la gran dominadora del año con sus victorias en Roland Garros y el US. Open.
En 1992 reitera su hegemonía, volviendo a conquistar Melbourne, París y Nueva York, quedando a un solo paso de adueñarse de las cuatro coronas al perder la final de Wimbledon y comenzando la siguiente temporada venciendo a Graf en Australia.
De los nueve últimos grandes torneos, Mónica ha ganado siete y Steffi dos.
Nadie podía imaginar lo que ocurriría tres meses después.
El 30 de abril de 1993, durante la disputa del torneo de Hamburgo, Seles se enfrenta en cuartos de final a la búlgara Magdalena Maleeva. El resultado esta siendo favorable a Seles por 6-4  4-3 cuando las jugadoras acuden a sus sillas para el descanso reglamentario.
En ese momento, un espectador salta a la pista armado con un cuchillo y lo clava en la espalda de Seles.
Los gritos de la jugadora despiertan la atención de todo el público. Mientras se intenta reducir al agresor llegan las asistencias. Seles, sentada sobre la tierra, con evidentes muestras de dolor, mareo y náuseas es ayudada a tumbarse sobre el suelo antes de la llegada de una camilla para su traslado rápido a un hospital.
Su rival contempla la escena desde su asiento con los ojos llenos de espanto y en algunos momentos traslada su temerosa mirada a la grada que tiene detrás.
Tras la exploración médica se comprueba que la herida no ha dañado órganos, ni tendones. Ha tenido la suerte de recibir el ataque justo en el momento que se incorporaba hacia adelante para levantarse, por lo que no ha llegado a dañar la cuarta vértebra torácica, lo que podía haberla dejado paralítica.
A sus 19 años las secuelas físicas cicatrizaron antes que las psicológicas. Cae sumida en una depresión que la mantiene apartada de las pistas durante un periodo de 28 meses.
El culpable, Günter Parche, un fanático aficionado admirador de Steffi Graf, había atacado a Seles obsesionado con la idea de hacer que la alemana recuperase el liderato del tenis mundial. Fue condenado a dos años de libertad condicional pero no llegó a ser encarcelado por incapacidad psíquica.
El incidente hizo que se reforzaran desde ese momento las medidas de seguridad para los tenistas profesionales durante la disputa de los torneos.
En el mes de julio de 1995 Seles reaparece en un partido de exhibición ante Martina Navratilova y un mes más tarde conquista el Abierto de Canadá en su primer torneo oficial.
Unas semanas después alcanza la final del Open USA perdiendo ante Steffi Graf por 7-6  0-6  6-3 y en enero de 1996 consigue su noveno título de Grand Slam al vencen en el Open de Australia por cuarta vez. Sería su único gran título individual tras el retorno.
A pesar de los buenos resultados, su juego no es el de antes. Ha ganado peso y lucha por recuperar la movilidad de antaño, pero nunca recobrará su antiguo estado de forma.
Además, se ve afectada por la lucha de su padre contra el cáncer, enfermedad de la que muere en 1998. No obstante, consigue disputar las finales del US. Open ´96 y Roland Garrós ´98, obteniendo la victoria en 21 torneos del circuito femenino. El último de ellos en el año 2002 en Madrid.
Seles jamás regresó a Alemania, decía que no se había castigado lo suficiente al hombre que la apuñaló por la espalda y no se sentía segura.
Cuando obtiene la ciudadanía norteamericana ayuda a su nuevo país a conquistar la Copa Federación en los años 1996 y 2000 y se cuelga la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Sidney.
En enero de 2003, tras sufrir una lesión en un pie no vuelve a jugar nunca más un partido oficial y en 2008 anuncia su retirada definitiva del tenis profesional.
En la actualidad es embajadora de la Fundación Laureus y participa en obras benéficas para niños en África.
Günter Parche tiene ahora 60 años y tras sufrir varios derrames cerebrales vive en un asilo en Turingia (Alemania).
Los éxitos alcanzados por Mónica Seles la convierten en una de las mejores jugadoras de todos los tiempos. Sin embargo, siempre quedará en el aire la duda de cuánto más habría podido conseguir sin el suceso de la pista central de Hamburgo, que cambió la historia del tenis en el mejor momento de su carrera deportiva.