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sábado, 5 de abril de 2014

* El brujo


Apoyado en el muro de un mirador contempla el mar.
Escuchando el rumor de las aguas del Cantábrico se queda pensativo y viene a su cabeza otro murmullo, el de las gradas de El Molinón entonando su grito de guerra: "¡¡Ahora, Quini, Ahora!!". Era la señal de que El Brujo, el histórico futbolista del Sporting de Gijón se preparaba para hacer una de las suyas en el área del equipo rival.
Con su mirada perdida en el horizonte le invade la nostalgia y empieza a recordar su propia historia. Una vida marcada por sus éxitos deportivos, su secuestro, la muerte de su hermano y el cáncer.
Enrique Castro "Quini" nació el 23 de septiembre de 1949 en Oviedo, siendo el mayor de tres hermanos de una familia humilde. Cuando tenía cinco años, la familia se trasladó a vivir al poblado de Llaranes en Avilés construido por los operarios de la empresa Ensidesa en la que trabajaba su padre.
Comenzó a jugar al fútbol en el equipo del colegio de los Padres Salesianos en el campo "La Carbonilla", llamado así por la capa de carbón fino que lo recubría. Allí alternó la posición de delantero con la de guardameta pero la mayor estatura de su hermano Jesús "Castro" hizo que este le sustituyera definitivamente en la portería.
En su edad juvenil ingresó junto a su hermano en el Bosco Ensidesa, dejando a un lado los estudios que había iniciado para aprender el oficio de soldador. Su olfato goleador le llevó a ser convocado en dos ocasiones por la selección española y fichar por el C.D. Ensidesa de tercera división.
En un partido que le enfrentó al filial del Sporting de Gijón marcó cuatro goles despertando el interés de sus ojeadores.
En noviembre de 1968, con diecinueve años, firmó su contrato con el equipo gijonés en el que volvió a coincidir con su hermano. Debutó un mes más tarde en el estadio Benito Villamarín y una semana después, marcó su primer gol ante el Racing de Ferrol.
En su segunda temporada obtuvo su primer trofeo Pichichi como máximo goleador de la Segunda División con veinticuatro goles, logró el ascenso con el Sporting y el campeonato de Europa amateur de 1970 con la selección española, anotando cuatro goles en la semifinal.
En octubre de 1970 debutó con la selección absoluta en Zaragoza venciendo a Grecia por 2-1 y marcando un gol.
En total fue treinta y cinco veces internacional, participando en la Eurocopa de Italia ´80 y en los mundiales de Argentina ´78 y España ´82.
Se consolidó como uno de los grandes delanteros de la historia del fútbol español, consiguiendo con el Sporting el trofeo Pichichi de Primera División en las temporadas 73-74, 75-76 y 79-80, además de obtenerlo otra vez en Segunda en la 76-77.
En el verano de 1980 fichó por el F.C.Barcelona. En sus cuatro años en el club catalán conquistó dos Copas del Rey, una Copa de la Liga, una Supercopa de España y una Recopa de Europa. Además de dos nuevos trofeos Pichichi en las temporadas 80-81 y 81-82. Siendo el único jugador en alcanzarlo en siete ocasiones, dos en Segunda División y cinco en Primera.
El 1 de marzo de 1981, tras la finalización de un encuentro contra el Hércules, dos individuos le encañonaron con una pistola y tras introducirle en un cajón se lo llevaron en una furgoneta.
Los secuestradores pidieron 100 millones de pesetas por el rescate. La noticia traspasó nuestras fronteras y sobrecogió a todos. Los jugadores azulgranas amenazaron con renunciar al campeonato de Liga y nadie quiso ponerse la camiseta con el número nueve en su ausencia.
Tras veinticinco días de cautiverio encerrado en un zulo de Zaragoza, la Policía Nacional pudo proceder a su liberación. Nada más ser puesto en libertad perdonó a sus raptores que serían condenados a diez años de prisión y a pagarle cinco millones de pesetas de indemnización, dinero al que el jugador renunció.
En 1984, con casi treinta y cinco años, decidió retirarse del fútbol y el F.C.Barcelona le organizó su partido homenaje.
Un mes más tarde, reconsideró su postura aceptando una oferta para volver al Sporting de Gijón, en donde militó otras tres temporadas, siendo todavía el jugador que más goles ha marcado para este equipo en la Primera División.
Después de colgar las botas, el club asturiano le incorporó como secretario técnico para pasar posteriormente a ejercer la labor de delegado del primer equipo.
El 26 de julio de 1993, le sacudió una terrible conmoción. Su hermano y compañero Jesús "Castro", con el que estaba sumamente unido y con el que compartió gran parte de su trayectoria deportiva, falleció en la playa de Amió en Cantabria cuando se lanzó al agua para intentar rescatar a un hombre y dos niños ingleses que se estaban ahogando. Aunque consiguió salvarles, terminó perdiendo la vida a sus cuarenta y dos años.
Este suceso le dejaría una huella imborrable.
Su fortaleza volvió a ponerse a prueba en 2006, cuando le diagnosticaron un cáncer de garganta que hizo temer por su vida, teniendo que sufrir varias intervenciones quirúrgicas y meses de tratamiento de quimioterapia en los que recibió el apoyo y el cariño de todo el mundo del deporte.
Una vez superada la enfermedad, pero todavía convaleciente, volvió a sentarse en el palco del El Molinón en junio de 2008. El estadio le recibió puesto en pie entonando su antaño grito de guerra: "¡¡Ahora, ahora Quini, ahora!!". Esta demostración de afecto le estremeció hasta el punto de no poder contener las lágrimas.
En la actualidad sigue desempeñando su tarea de delegado del equipo. Se ha convertido en un icono del Sporting de Gijón por sus valores deportivos y humanos y su figura es apreciada por todas las aficiones, jugadores y clubes.

Comienza a oscurecer en Asturias.
Quini, "El Brujo",  sigue apoyado sobre el muro mirando el mar.
Con sus ojos todavía teñidos de recuerdos vuelve a escuchar el sonido de las olas del Cantábrico.
Se queda con todo lo bueno que le ha dado la vida y se siente tremendamente dichoso.