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sábado, 16 de febrero de 2013

* Morir por ganar


En el mes de junio de 1941 Hitler invade Ucrania.
Su capital Kiev está totalmente controlada por los alemanes. Muchos ciudadanos han muerto o desaparecido. Entre ellos, los jugadores del Dynamo de Kiev, equipo puntero de la Unión Soviética.
Iosif Kordik, un panadero de la ciudad, se encuentra un día en uno de sus paseos a Nicolai Trusevich, portero titular de su amado equipo. Le contrata en su negocio y ambos deciden buscar entre el caos de la población al resto de jugadores.
Poco a poco los van localizando, incluidos tres jugadores del Lokomotiv, el otro equipo de Kiev.
Una vez juntos, comienzan a jugar de nuevo bajo el nombre de F.C. Start. Se organizan algunos partidos contra las guarniciones de soldados alemanes, húngaros y rumanos. Sus goleadas en los seis primeros partidos no gustan a las autoridades del ejército alemán. Estos resultados eran el orgullo de aquel país sometido al Tercer Reich, ponían en entredicho la teoría nazi de la superioridad de la raza aria sobre la eslava y daban ánimo a la población ocupada.
Deciden enviar a Kiev al Flakelf, un equipo de mayor nivel formado por oficiales de la Luftwaffe.
El Start, aquel grupo de desnutridos futbolistas, ganó por 5 goles a 1.
Se recibe desde Berlín la orden de matar a todos los jugadores del equipo ucraniano. Después, se pensó que haciendo esto se les podría convertir en ídolos y su imagen podría servir de revulsivo y ejemplo para el pueblo invadido. Había que derrotarlos primero en el campo.
El 9 de agosto de 1942 se realiza el partido de revancha en el estadio Zenit ante 2.500 espectadores. El Start con camiseta roja, el Flakelf de blanco. Un oficial de las SS sería el árbitro.
En la primera parte, los soviéticos se mostraron muy superiores, a pesar de la dureza en el juego por parte de los alemanes, al descanso se llegaba con 2-1 para el Start.
Viendo el cariz que estaban tomando los acontecimientos, irrumpieron en su vestuario varios miembros armados del ejercito nazi para advertirles que si vencían serían fusilados.
Se miraron a las caras y volvieron al campo para ganar.
Cerca de la finalización del partido aventajaban a sus rivales por 5 goles a 3. En ese momento, Oleksiy Klimenko regatea a varios defensores alemanes, incluido el portero y cuando se encuentra solo para empujar el balón a la red, se da la vuelta chutando hacia el centro del campo. Tras ese gesto de burla y superioridad, el árbitro se apresuró a pitar el final, sin haberse llegado al minuto 90.
La alegría se disparo en Kiev en torno a sus héroes pero los germanos estaban dispuestos a cumplir su escarmiento.
Dejaron que el Start disputase un partido más, que ganaron por 8-0.
Días más tarde, la Gestapo arrestó a varios jugadores acusándoles de ser miembros de los Servicios Secretos Soviéticos
Algunos murieron torturados al poco tiempo. Otros, fueron trasladados al campo de trabajo de Sirets donde tres de ellos fueron ejecutados en febrero de 1943. Solamente sobrevivieron tres miembros del equipo.
En 1981 se levantó junto al estadio una estatua para rendir homenaje a sus antiguos jugadores que, en su honor, pasó a llamarse Start Stadium.
El recuerdo de aquel partido sigue envuelto en nebulosas y polémicas. En 2005 un tribunal de Hamburgo declaró "no probada" la vinculación entre la muerte de los futbolistas y su doble victoria ante el Flakelf.
Siete décadas después los poseedores de entradas de aquel partido siguen teniendo acceso libre a los partidos del Dynamo de Kiev.