"El fin justifica los medios". La famosa frase que representa al maquiavelismo ha sido aplicada en numerosas ocasiones en el mundo del deporte para alcanzar el objetivo final, que es la victoria.
Algunas de estas artimañas se realizan bajo el amparo del reglamento y es habitual ver, cómo algunos jugadores de fútbol fuerzan tarjetas para cumplir sanciones cuando más les interesa. O cómo algunos equipos se desentienden del intento de ganar un partido, porque a ambos les sirve el empate para satisfacer sus intereses.
Una de las astucias más recordadas y que hizo cambiar el reglamento, fue la famosa canasta de Ferrándiz.
Sucedió el 18 de enero de 1962. El R.Madrid visitaba, en una eliminatoria a doble partido, la dificil cancha del Ignis de Varese. Uno de los equipos más potentes del momento.
A 2” del final el marcador reflejaba un empate a 80 puntos y posesión para el R.Madrid. En ese momento el técnico madridista, Pedro Ferrándiz, pidió un tiempo muerto y ordenó anotar en su propia canasta.
Prefirió perder por dos puntos, que verse abocado a una prórroga, con todos sus jugadores titulares eliminados por faltas personales y caer por una diferencia más abultada.
En el partido de vuelta el R.Madrid vencía comodamente, pasando a las semifinales de la Copa de Europa.
Menos célebre que la estrategia de Ferrándiz, fue la utilizada por el Unicaja de Málaga en su enfrentamiento con el Ulker de Estambul, el 15 de febrero de 1996, en la fase de grupos de la Euroliga. El equipo español necesitaba vencer por más de 8 puntos para tener opciones de clasificarse.
A 1´30" para el final, el resultado era 61-58. En un rocambolesco final, el Unicaja hizo lo imposible para dejarse empatar y forzar una prorroga, en la que dispuso de más tiempo para alcanzar su objetivo. Los turcos, al ser conscientes de la trampa en la que habían caido, no fueron rivales en el tiempo extra. El Unicaja ganó 82-73 pasando a los cuartos de final.
En la Copa del Caribe de fútbol de 1994, las selecciones de Granada y Barbados se jugaban un puesto en la siguiente fase. Barbados necesitaba vencer por 2 goles de diferencia, pero en el minuto 83 el resultado era 2-1 a su favor. Ante la sorpresa de todo el mundo, marcaron un gol en su propia meta para empatar el partido.
El reglamento especificaba que en caso de empate habría una prórroga, que se resolvería con gol de oro ¡ de valor doble!. Justo lo que necesitaban.
Granada al darse cuenta de la estrategia, intentó evitar esa prórroga. Un gol en cualquiera de las dos porterías les clasificaba.
Fue surrealista ver al equipo de Barbados, dividido en dos, defendiendo en las dos áreas.
Finalmente se llegó al tiempo extra y los de Barbados consiguieron su objetivo, marcando el gol de oro.
En la contienda deportiva se han dado otros casos en los que se ha planificado, con alevosía, violar el reglamento, las normas de competición y las leyes del deporte. Estos tramposos merecen un capítulo aparte.
Algunas de estas artimañas se realizan bajo el amparo del reglamento y es habitual ver, cómo algunos jugadores de fútbol fuerzan tarjetas para cumplir sanciones cuando más les interesa. O cómo algunos equipos se desentienden del intento de ganar un partido, porque a ambos les sirve el empate para satisfacer sus intereses.
Una de las astucias más recordadas y que hizo cambiar el reglamento, fue la famosa canasta de Ferrándiz.
Sucedió el 18 de enero de 1962. El R.Madrid visitaba, en una eliminatoria a doble partido, la dificil cancha del Ignis de Varese. Uno de los equipos más potentes del momento.
A 2” del final el marcador reflejaba un empate a 80 puntos y posesión para el R.Madrid. En ese momento el técnico madridista, Pedro Ferrándiz, pidió un tiempo muerto y ordenó anotar en su propia canasta.
Prefirió perder por dos puntos, que verse abocado a una prórroga, con todos sus jugadores titulares eliminados por faltas personales y caer por una diferencia más abultada.
En el partido de vuelta el R.Madrid vencía comodamente, pasando a las semifinales de la Copa de Europa.
Menos célebre que la estrategia de Ferrándiz, fue la utilizada por el Unicaja de Málaga en su enfrentamiento con el Ulker de Estambul, el 15 de febrero de 1996, en la fase de grupos de la Euroliga. El equipo español necesitaba vencer por más de 8 puntos para tener opciones de clasificarse.
A 1´30" para el final, el resultado era 61-58. En un rocambolesco final, el Unicaja hizo lo imposible para dejarse empatar y forzar una prorroga, en la que dispuso de más tiempo para alcanzar su objetivo. Los turcos, al ser conscientes de la trampa en la que habían caido, no fueron rivales en el tiempo extra. El Unicaja ganó 82-73 pasando a los cuartos de final.
En la Copa del Caribe de fútbol de 1994, las selecciones de Granada y Barbados se jugaban un puesto en la siguiente fase. Barbados necesitaba vencer por 2 goles de diferencia, pero en el minuto 83 el resultado era 2-1 a su favor. Ante la sorpresa de todo el mundo, marcaron un gol en su propia meta para empatar el partido.
El reglamento especificaba que en caso de empate habría una prórroga, que se resolvería con gol de oro ¡ de valor doble!. Justo lo que necesitaban.
Granada al darse cuenta de la estrategia, intentó evitar esa prórroga. Un gol en cualquiera de las dos porterías les clasificaba.
Fue surrealista ver al equipo de Barbados, dividido en dos, defendiendo en las dos áreas.
Finalmente se llegó al tiempo extra y los de Barbados consiguieron su objetivo, marcando el gol de oro.
En la contienda deportiva se han dado otros casos en los que se ha planificado, con alevosía, violar el reglamento, las normas de competición y las leyes del deporte. Estos tramposos merecen un capítulo aparte.