Agnes Keleti nace en Budapest (Hungría) el 9 de enero de 1921.
A la edad de cuatro años, los médicos le encuentran un defecto en un pulmón por lo que le recomiendan que haga ejercicio y se inicia en la gimnasia siguiendo el ejemplo de su hermana mayor.
Con ocho años ya es una de las mejores gimnastas de la escuela y a los quince se afilia al VAC Sports Club, único club judío de deportes en Hungría.
Sus facultades físicas, unidas a su constancia y tenacidad la llevan a convertirse en una gran deportista que tiene que salvar los obstáculos de ser mujer y además semita.
Con el estallido de la II Guerra Mundial, los nazis la retiran del equipo nacional ya que a los judíos no se les permite entrenar aunque estén en su país natal.
En marzo de 1944 es separada de sus progenitores y su padre es enviado junto a otros familiares al campo de concentración de Auschwitz en Polonia donde son ejecutados en cámaras de gas.
Agnes consigue salvarse comprando documentación falsa para hacerse pasar por cristiana y termina trabajando de criada para una familia nazi y recogiendo cadáveres para enterrarlos en fosas comunes.
Finalizado el conflicto bélico retoma la gimnasia consiguiendo su primer título de campeona de Hungría en 1946.
Un año más tarde es la gran figura de los Campeonatos de Europa Central y posteriormente ganará diez años consecutivos el concurso completo de su país, aunque por culpa de la contienda pasa los mejores años de su carrera deportiva sin poder asistir a unos Juegos Olímpicos.
Su gran oportunidad va a llegar en los JJ.OO. de Londres de 1948, pero tres días antes de iniciarse la competición se rompe el ligamento de su tobillo, lo que le impide poder participar. Aún así le conceden la medalla de plata que consigue el equipo húngaro por estimar que es un componente esencial del mismo.
Así pues, son otros cuatro años de larga espera para poder debutar en unos Juegos.
Lo hace en Helsinki 1952 a sus treinta y un años, una edad muy avanzada para una gimnasta.
A pesar de ello consigue la medalla de oro en la prueba de suelo, la plata por equipos y dos medallas de bronce, una en barras asimétricas y otra en equipos por aparatos.
Dos años más tarde comienza a pensar ya en la retirada cuando se proclama en Roma campeona del mundo en barras asimétricas, plata por equipos y bronce en barra de equilibrio.
En 1956, dos meses antes de los Juegos de Melbourne '56, estalla la rebelión húngara contra el régimen comunista y el ejército ruso invade con tanques Budapest sembrando las calles de muertos.
El gobierno magiar decide aprovechar el escaparate de unos Juegos Olímpicos y obliga a sus deportistas a participar para dar eco internacional a su oposición por la ocupación soviética que están sufriendo.
Agnes, a sus treinta y cinco años, sin apenas entrenar viaja a Australia con más intención de conceder entrevistas a la prensa internacional para explicar la situación de su país, que con la pretensión de obtener buenos resultados.
Ante la sorpresa general, se convierte en la gimnasta de mayor edad en obtener un oro olímpico, con cuatro medallas en las disciplinas de suelo, barra de equilibrio, paralelas asimétricas y por equipos en aparatos combinados. Además de dos medallas de plata en el concurso general individual y por equipos.
Tras los Juegos la situación de su país ha empeorado y solicita asilo político en Australia, pero le preocupa que el régimen marxista pueda tomar represalias contra su madre y hermana.
Cuando averigua que están tramitando documentos para salir de Hungría, emigra como judía reclamada por el Estado de Israel en 1957 donde se reúne con ellas y se establece definitivamente.
A pesar de que la gimnasia no es un deporte competitivo en el territorio macabeo, es nombrada entrenadora de la Escuela de Educación Física de Tel-Aviv y posteriormente es la pieza clave en la creación del Instituto de Deportes de Wingate en la ciudad israelita de Netanya donde entrena y forma a los equipos nacionales durante treinta y cuatro años.
En junio de 1991 es invitada a Hungría para recibir honores y ser incluida en el Salon de la Fama del Deporte por sus diez medallas en Juegos Olímpicos y tres más en campeonatos del mundo.
En 2001 ingresa en el Salón de la Fama del Deporte Internacional Femenino y un año más tarde en el Salón de la Fama Internacional de la Gimnasia.
En el año 2017 es galardonada con el Premio Israel en el campo de los deportes.
Actualmente es la campeona olímpica más longeva y a sus 103 años continúa viviendo en Herzliya Pituah (Israel).