Los Juegos Olímpicos de Barcelona '92 suponen el regreso de Sudáfrica al movimiento olímpico después de haber estado excluida desde 1960 por su política de apartheid, régimen político que consiste en el poder exclusivo que ejerce una minoría de raza blanca y en el que el racismo es la ley, exterminando la dignidad de todo un pueblo por el accidente de haber nacido con otro color de piel.
Para simbolizar este retorno a las competiciones oficiales, el presidente del COI Juan Antonio Samaranch invita al palco de autoridades en la ceremonia inaugural a Nelson Mandela, principal activista contra el régimen segregacionista que tras veintisiete años en prisión había sido puesto en libertad en febrero de 1990. A pesar de que todavía no ostenta ningún cargo político, Mandela se encuentra en la tribuna junto a los reyes y jefes de estado de todo el mundo.