El 9 de agosto de 1992 se disputa en Barcelona la prueba de maratón correspondiente a los Juegos Olímpicos.
Es una carrera dura, marcada por el fuerte calor y por esa última subida a la montaña de Montjuic. Una ascensión de 1.195 metros calificada por todos los participantes de "inhumana", convirtiéndose en el final más agotador de cuantas maratones olímpicas se han realizado.
El atleta coreano Hwang Young-Cho obtiene el triunfo con un tiempo de 2 horas, 13 minutos y 23 segundos.
Cerca de dos horas más tarde entra en la meta el último corredor en el puesto ochenta y siete.
Se trata de Pyambu Tuul representante de Mongolia que invierte un tiempo de 4 horas y 44 segundos.
En el interior del estadio, algunos periodistas se acercan para preguntarle por qué ha tardado tanto tiempo en realizar el recorrido, a lo que responde que en realidad no ha ido tan despacio pues ha batido el record olímpico de su país.
Ante la pregunta de si era el día más feliz de su vida, responde con un rotundo: "No".